Hoy paseaba por las calles de mi
barrio en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife y de repente me he dado cuenta
de que algo a mi alrededor había cambiado.
Veo con asombro a muchos
jardineros y personal de limpieza pululando por la zona acarreando bolsas y
contenedores, con vehículos y aperos para trabajar mientras se afanan en dejar
como la patena los jardines, setos, árboles, escaleras y calles del barrio, los
mismos que durante los últimos tres años han estado llenos de hierba, de mala
hierba por supuesto, de papeles, restos de basuras, enseres de casi cualquier
tipo y poca utilidad, suciedad y por supuesto mierda de perro…, coño, hasta la
mierda de perro ha desaparecido.
No sé si ustedes se habrán dado
cuenta pero por si no lo sabían…
¡Se acercan las elecciones!
Y claro, con este panorama las
autoridades de lo público, esas que salen cada cuatro años a pedirle a usted y
a mí su voto, esas que ahora le sonríen, le colman de atenciones, hasta le
invitan a café si usted se empeña, vuelven ahora a salir a la calle y claro, ¿cómo
van a pasear por esas sucias e indecentes calles a pedirles lo más sagrado en
la democracia que no es otra cosa que su confianza en un papelito?
No señor, eso lo tienen que hacer
con otro escenario.
Porque ellos pueden, ahora que
llegan las elecciones municipales se ponen las pilas peros solo para volver a
engañarle, tal y como hicieron ellos o sus antecesores antes, con las mismas
tretas, con las mismas artimañas, con los mismos recursos, precisamente los que
usted y yo, sufridos ciudadanos, ponemos al servicio de todos en sus manirrotas
zarpas en ocasiones.
Y volverán a salir a las calles,
ahora impolutas y hasta relucientes, con paredes pintadas, aceras arregladas y
alguna que otra calle abierta en canal, por eso de decir “estamos en lo suyo
amigo, que sepa que lo teníamos apuntado…”, re-inaugurando alguna instalación
municipal porque está de moda hacerlo hasta dos y tres veces, abriendo locales,
poniendo piedras y manejando hasta la paleta.
Pero lo que está de moda es
hacerse la foto y ahora con las nuevas tecnologías, el selfie con la autoridad
o el candidato, para luego y de seguido subirlo a las redes sociales y twittear
que has hecho esto o lo otro para engordar el ego digital hasta niveles
enfermizos.
Este año se lleva la campaña
digital en redes sociales como Facebook, Twitter o el Instagram, que los
candidatos intentan protagonizar y acaparar cada vez con más ahínco, y se
pasean haciendo alarde de los seguidores, los “post” publicados y hasta los “me
gusta” que obtienen con cada publicación.
Esta campaña será muy larga,
porque a pesar de que no estamos aún en la fase decisiva hay que hacer mucho en
estos tres próximos meses para conseguir que el ciudadano se vea afectado del alzhéimer
electoral, ese mal que afecta generalmente a los votantes justo antes de
decidir que papelito escoge, salvo que la decisión venga precedida de un bocata
de chóped, mortadela o incluso de un buen plato de paella, carne cabra o vino
del país, que hay algunos que tienen recursos hasta para eso.
Y así llegará el momento de
volver a decidir democráticamente cada uno y entre todos lo que queremos para
nuestro municipio, que por supuesto estará muy alejado de la realidad que
percibimos durante estos meses pre-electorales, porque no hay nada mejor para
engañar a alguien que regalarle el oído con promesas de lo que quiere oír y de
paso un picoteo, pero luego de la elección nos despertaremos de nuevo con la
cruda realidad, la del navajeo político tras la nueva elección, echándose en
cara las deudas y facturas olvidadas en el cajón, la de la falta de medios para
hacer lo que se prometió y la lastimosa escena del nombramiento de los nuevos
cargos, asesores, secretarios, directores, concejales, consejeros, jefes de grupo
y hasta bedeles, todos pertenecientes al pesebre o a la “familia política” como
suele ser habitual y hasta dentro de otros cuatro años que la vida es breve.
Así que despierten de este pasmo
pre-electoral, abran bien los ojos y examinen bien lo que estos trileros de la
política les cuenten ahora, lo que han hecho hasta el día de hoy y lo que ahora
prometen que van a hacer.
Recuerden eso que se dice de que
un político es como un banquero, que te regala un paraguas un día que hace sol
y te lo quita el día que llueve, y no se crean absolutamente nada de lo que les
prometan ni unos ni otros porque luego no podrán decir eso de:
“A mi los políticos me engañan
una vez, si vuelvo a votarles no será su culpa, sino la mía”
Y tengan cuidado cuando circulen
por las calles estos días, no vayan a caer en algún socavón.
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