jueves, 17 de septiembre de 2009

UN CASO SANGRANTE

He podido leer en la página digital de La Opinión de Tenerife un artículo dedicado a la desgraciada muerte de un vecino de Santa Cruz, que llevaba unos cuantos años solicitando una vivienda adaptada (http://www.laopinion.es/sociedad/2009/09/17/jose-eulalio-subira-84-escalones/244123.html), a la que tenía sin duda derecho por causa de su enfermedad y circunstancias particulares, y que la administración, lejos de acceder a esta solicitud que era más una obligación que una concesión graciosa, le denegó una y otra vez la ayuda solicitada, agravando penosamente los últimos meses de su ya de por sí, dolorosa existencia.

Este pobre señor, D. Jose Eulalio, muerto a los 66 años en el Hospital La Candelaria por un infarto, estaba enfermo de diabetes, lo que le produjo ceguera y además, le debieron de amputar un pie, por lo que quedó prácticamente condenado a la inmovilidad al carecer de una vivienda con los accesos adaptados para estos casos.

Y lo peor de este caso es que tenemos en nuestro ordenamiento jurídico, una Ley de la Dependencia, en la que se recogen las atenciones a los que los enfermos como José Eulalio tienen derecho, como fuera reconocido recientemente por la Consejería de Bienestar y Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, competente en estos asuntos según la misma Ley, a un Plan personal de asistencia con una invalidez o incapacidad del 95 %, y sin embargo, ni estas ayudas, ni la concesión de la vivienda solicitada llegaron en vida del requiriente.

Es tremendo, a cualquiera de nosotros nos podría pasar, no solo a un familiar o amigo, a nosotros mismos, y a pesar de no tocarme directamente, siento verdadera verguenza de que casos como el relatado puedan ocurrir en esta tan cacareada "Sociedad del Bienestar", en la que dedicamos demasiados esfuerzos a la macro-economía, a las grandes obras y sin embargo dejamos de lado a los que de verdad están sufriendo día a día en silencio los rigores de la enfermedad, el abandono o la miseria.

Recuerdo el revuelo que se armó cuando se produjo el incendio de La Gomera de hace un año, por una cabra que quedó aislada en un risco, salió en televisión, hablaron de ella en radio y se escribieron numerosos artículos, solicitaron su rescate hasta con un helicóptero, con cuerdas, escalando con riesgo incluso para la vida de las personas, y finalmente murió en aquel saliente, en el que quedó aislada por causa del incendio que causó la mano del hombre, de inanición pero con el alma y la conciencia libre. Menuda se armó y eso que era solo una cabra...

José Eulalio ha muerto, y espero que allá donde vaya su alma y su conciencia pueda perdonar a los que le dieron la espalda, a los que hicieron oidos sordos ante sus lamentos y ruegos, a los que miraron hacia otro lado cuando debieron fijarse en su desgracia y su dolor.

Pero el caso de este señor no es único, conocemos la existencia de muchos más, de vez en cuando saltan a la primera plana o salen en programas de televisión para contar sus desgracias y las miserias que padecen, bien por enfermedad, por incapacidad o por falta de medios económicos, y son vecinos nuestros, no están en Marruecos, ni en Senegal, ni en Bolivia, Cuba o Venezuela, no están en paises subdesarrollados, no habitan en el tercer mundo, moran en nuestros barrios, de nuestras ciudades y pueblos.

Por ello, para que no vuelvan a producirse injusticias como la de este lamentable caso, debieran las Autoridades de los Ayuntamientos, Cabildos y Gobierno Autónomo, tomar cumplida nota de lo sucedido, remediar lo que se pueda a la familia del fallecido, que deja una viuda con una mísera pensión que no le da ni para el alquiler de la que actualmente ocupa, por lo que tarde o temprano será echada a la calle si no la ayudan, y acto seguido tomar todas las iniciativas para que en el ámbito de sus respectivas competencias se informen al día de los casos que se estén produciendo, y que pongan todos los medios para que las ayudas lleguen a los necesitados.

La verdadera justicia social es aquella que llega a tiempo, que no se demora y no resulta al final inutil por innecesaria. Las necesidades de nuestros enfermos, incapacitados e impedidos son necesidades de primer orden, por encima de políticas de obras faraónicas o grandilocuentes, por encima de proyectos de policías o gastos suntuosos innecesarios, por encima de comisiones absurdas, de gastos de representación, de vehículos oficiales, de viajes en helicóptero privado, de teléfonos móviles, de comidas oficiales o reuniones de trabajo, de viajes de hermanamiento o de representación, en fin, por encima de cualquier gasto superfluo al que nos someten demasiadas veces las administraciones y los que las regentan, que olvidan que ese dinero es de todos y debe ser repartido con justicia y equidad.

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿QUÉ PASA CON NUESTROS HIJOS?

Los desagradables sucesos ocurridos durante este pasado fin de semana en las fiestas de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, producidos por enfrentamientos de jóvenes con la policía local, en una localidad por otra parte, cuyos habitantes disfrutan de un alto nivel de vida, con un índice superior al de casi todo el pais, obligan a todos a hacer unas cuantas reflexiones.

Lo primero es que por ese nivel de vida, que suele ser igualmente indicador de niveles de educación y convivencia social más altos, diferentes de otros donde la pobreza, el paro o la marginalidad suelen dejar estampas de lo que se ha venido a llamar el resentimiento social y en los que se suele manifestar la violencia con mayor facilidad, nos ha hecho extrañarnos por tan anómalo comportamiento por parte de unos jóvenes que se han mostrado increiblemente violentos a la par que frívolos y tan orgullosos de sus hazañas que hasta las han grabado en video y las han colgado en internet.

El problema se origina cuando se permiten actividades como los macro-botellones, en los que se consume alcohol de manera desaforada e incontrolada, amen de otras sustancias, que producen en nuestros hijos tales grados de exitación y descontrol que acaban por actuar como autenticos energúmenos, conscientes sin embargo, en la mayor parte de los casos, de su impunidad por la calidad de menores, por lo que creen que no serán acusados de delitos o faltas que puedan cometer según la legislación vigente en nuestro pais... y eso no es así, por suerte.

De los actos cometidos por lo menores de edad, serán responsables civilmente sus padres o tutores legales, hasta que obtengan la mayoría de edad en principio, siempre a la vista de las circunstancias y de la gravedad de los hechos cometidos, cosa que valorarán en todo caso las autoridades judiciales. Otra cosa es que no vayan a la carcel, pero tampoco van los que cometan un hecho por primera vez y que no supere los seis meses de condena, por ejemplo, y no por ello está todo el mundo delinquiendo a todas horas. En todo caso, quien la hace, que la pague, si no es el autor directamente que lo hagan sus padres.

Lo que es verdaderamente preocupante es la sensación de impunidad con la que se mueven en estos entornos urbanos, acudiendo a botellones donde se bebe de todo, sin que ninguna autoridad controle lo que por ley está prohibido claramente, que es el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, la venta y el consumo de menores, sea o no en vía pública y otras circunstancias que no voy a enumerar pero que a todos nos llaman la atención, por la evidencia de que la Administración competente, sea local o regional, no se toma en serio la educación y el cuidado a los menores y a la infancia o juventud y prefieren como muchos padres irresponsables y mentecatos, dejar que los niños campen por sus respetos y a sus anchas y si pasa algo, pues luego veremos a quien le endosamos el muerto.

Es triste, pero es lo que tendremos de ahora en adelante, si no se hace algo para remediarlo de manera inmediata y con toda rotundidad, dando un escarmiento a estos imbéciles sean menores o no, que se han comportado como pijos borrachos y a los padres tres cuartos de lo mismo, para que tomen las medidas que deban en el ámbito de sus competencias como es el seno familiar.

Y estos hechos, por más que queramos pensar que son extraños y quedan lejos de nuestra sociedad canaria, en realidad no es así... Este fin de semana pasado, como en otros anteriores he podido observar con absoluto horror el estado en el que ha quedado la explanada marítima próxima al faro del Puerto de la Cruz, donde se celebran en las noches de los viernes o sábados macro-botellones, donde acuden multitud de jóvenes de todo el valle de la Orotava, y que al día siguiente ofrecen un lamentable espectáculo de dejadez, abandono, suciedad y peligro por los residuos como multiples botellas rotas, bolsas, papeles, plásticos y de otros más peligrosos como preservativos usados, jeringuillas y casi cualquier cosa.

Por eso recuerdo a todos los padres que los botellones no están tan lejos, y lo único que les falta a nuestros jóvenes es que alguien prenda la mecha, un ejemplo a imitar, porque son estos comportamientos y no otros más cívicos y solidarios, los que suelen imitarse generalmente, y se transmiten y contagian con mayor rapidez que si de una gripe o enfermedad se tratara, aumentado con las modas de las grabaciones con los moviles para colgarlos en internet, los SMS a móviles, los fenómenos de convocatorias masivas realizados a través de redes sociales como Tuenti, Facebook, Messenger o cualquiera otra, y finalmente la falta de ilusiones y metas que nuestra sociedad les ofrece a estos jóvenes nuestros, constatados en la falta de actividades para ellos en nuestros pueblos y ciudades, con lo que no les queda otra que juntarse para hacer lo que hacen las manadas... el borrego.

Y es que ustedes no se han preguntado nunca ¿Qué hacen realmente nuestros hijos cuando salen por las noches hasta las tantas de la madrugada... con quién van, qué toman, quienes son sus amigos o colegas?...

Quizás no sea tarde para prevenir antes que curar. Ahora depende de ustedes.