Hoy es un día de fiesta, una muy especial, la de todos los Santos, aquellos que según la tradición católica se rememoran por una orden del Papa Urbano IV para que ningún Santo Mártir quedara sin festejar por olvido o falta de devoción, mártires de la Iglesia que dieron su vida por la fe o con actos relevantes que merecían tal reconocimiento.
Hoy, primero de noviembre, después de leer la prensa regional, no encuentro ni santos ni mártires por causas justas...
Solo los martirizados y sufridos ciudadanos que se levantan cada día con su afán correspondiente, a intentar salir de la crisis económica que nos ahoga ya a casi todos, crisis de la que unos pocos privilegiados de esta sociedad nuestra, los componentes de la llamada "clase política" parecen no enterarse, ya que siguen como siempre, gastando lo que no es suyo sino de todos, tirando con pólvora del Rey, regalando lo que no les corresponde, malpagando sus deudas e inflando presupuestos, facturas y contratos, mientras recortan pensiones, derechos y hasta las ganas de vivir a muchos desgraciados contribuyentes.
Se que hay también honrosas y honradas excepciones, las menos, gente con verdadera conciencia social que aun espera que llegue su momento para poder ayudar a todos por igual y sin excepciones o preferencias hacia unos u otros, pero lo dicho, son los menos. Algunos ya están en eso de la política, otros se lo están pensando.
Un ejemplo de reacción desde los ciudadanos comprometidos es el próximo Telemaratón solidario que promueve de nuevo Mírame TV con Manolo Artiles a la cabeza, y que en esta ocasión ha buscado de la complicidad de los ayuntamientos de Tenerife, del Cabildo, de las ONGs que realizan su impagable labor social y de muchos medios de comunicación de prensa, radio y televisión, todo ello ante la dejación más que evidente de la administración regional, que lejos de actuar sobre los necesitados con todas las energías y medios que están a su alcance, se conforma con sumar cantidades para otras cosas en papeles y proyectos que luego venden como planes de solidaridad, contra la pobreza en Canarias, sin que nada de esto se materialice como los que pagamos nuestros impuestos deseamos.
Como vemos, Canarias no es una excepción, sino más bien la mayor de las muestras del mal hacer de nuestros gestores públicos, el mejor de los ejemplos de lo que no se debe hacer para corregir estas desigualdades.
Espero que esto no dure mucho tiempo más, que pronto podamos estar hablando de otras cosas en la prensa, de los puestos de trabajo creados, de las empresas que se han establecido, de los nuevos comercios abiertos, de los avances en la investigación de nuestra gente en nuestro propio país, del retorno de los emigrados por la crisis, de la apertura de nuevos colegios y hospitales, del cierre de las oficinas del paro...
Pero para que esto se produzca hace falta un cambio radical en nuestra sociedad, un cambio desde abajo, cambio no solo de las estructuras sino sobre todo de la conciencia social y de las gentes que hacen política, una auténtica renovación de líderes, de la política económica, fiscal y financiera, de la gestión de las fuentes de energía, de las políticas sociales, de la cultura laboral, del respeto a los derechos y deberes de los ciudadanos en general... una refundación social de nuestro país, basado en otros principios que sean al menos perdurables por una o dos generaciones, con visión de futuro, apoyados en una legislación educativa sensata, justa, asumible por todos, para que nuestros hijos sepan que modelo de ciudadano se espera de él y no tenga que salir al mundo a pelear o luchar para ganar un futuro por el que nuestros padres ya lucharon una vez.
Debemos creer firmemente que se puede cambiar, que podemos...
Solo desde esa firme convicción conseguiremos hacer una revolución del sistema sin guerras ni muertos, sin sangre ni desgracias, sin vencedores ni vencidos.
Con ello ganaremos todos, habría menos desigualdades sociales, afianzaríamos la sociedad de bienestar, seríamos mejores ciudadanos y seguramente tomaríamos otra conciencia de país, de nación como conjunto de ciudadanos y no de pueblos o regiones.
Yo apuesto por esa realidad, ¿Y ustedes?
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