Se han cumplido cuatro años de la tragedia de Los Silos. Ayer día once y sobre todo en la tarde noche y madrugada del día de hoy, doce de febrero, se cumple el cuarto aniversario de una historia de tristeza y desesperación, de ilusiones trucadas, de espera con amargura y finalmente de luto.
Salvo un par de reseñas en un periódico local y una nota breve en un noticiario de radio, nada más para recordar a esta sociedad canaria, a nuestras gentes y a nuestras familias que aquel desgraciado suceso acaeció hoy hace apenas cuatro años y parece que fue hace un siglo, porque salvo en la memoria de los familiares, de los supervivientes, de los amigos y de unos pocos que sufrimos aquellas indescriptibles horas de muy diversa manera, a nadie más parece alcanzar la memoria de aquel luctuoso día.
Y si no fuera más que por la memoria de aquellos seis jóvenes que perdieron la vida de forma injusta e injustificable, jóvenes con nombres como Ginés, Estefanía, Mauricio, Juan Luis, Javier y Eduardo, que podrían haber sido mis propios hijos y precisamente por eso no pude apenas dormir esa fatal noche escuchando por la radio las noticias que la radio ofrecía casi a cuentagotas, y si no fuera por su memoria digo, que menos que un titular en todos y cada uno de los medios sean de prensa, radio o televisión, pero no solo por recordar ese fatídico día, sino por exponer que ha cambiado desde entonces, que soluciones se han aportado para que no vuelva a pasar un episodio como éste, como están las investigaciones sobre lo sucedido y si se han aportado más pruebas al proceso civil, como se han recuperado las demás víctimas de aquel accidente, como viven después de cuatro años sin sus familiares o amigos, acaso han vuelto a la puerta de aquella tenebrosa galería a tranquilizar sus almas, los propietarios de aquella propiedad han asumido la responsabilidad por lo ocurrido, y que pasó con aquellas grabaciones del 112 que salieron el pasado verano, se ha investigado más sobre aquellos hechos…
Muchas preguntas en el aire, muchas dudas insatisfechas, muchas calladas por respuesta.
Pero es necesario que por la memoria de aquellos seis jóvenes, estas dudas sean aclaradas, ahora que el tiempo nos permite mirar hacia atrás con otra perspectiva. Es un ejercicio necesario para todos, para los familiares, los heridos, los compañeros ilesos, los amigos, los miembros de los equipos de rescate, los vecinos de Los Silos y especialmente los de El Palmar.
Que bueno hubiera sido que aquella llama que en aquellos primeros momento se encendió para iluminar la verdad sobre lo sucedido se hubiera mantenido viva, en los medios de comunicación o en la opinión pública. Seguro que hoy estaríamos hablando en otros términos a pesar de recordar aquellas muertes sin sentido y los familiares y amigos estarían mucho más tranquilos a pesar de su irreemplazable pérdida y su inmenso dolor.
Hoy, cuatro años después, apenas una misa… encima fuera de Los Silos, donde esperaba encontrarme con todos los afectados, un reseña local y treinta palabras en un noticiario radiado.
Que poco vale la memoria de nuestros hijos para esta sociedad desmemoriada.
Que mala conciencia tiene esta sociedad interesada y mercantilista, que no recuerda ni la pérdida de sus tesoros más preciados, nuestros jóvenes, nuestros hijos.
Nunca os olvidaremos.
Descansad en Paz.
Ginés Ramírez Alemán, Estefanía Peña Febles, Javier de Souza Sánchez, Maurizio Paniello, Juan Luis Medina Trujillo y Eduardo Delgado Donate.
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