Esta mañana he podido escuchar en la Radio, el relato que el servicio de urgencias canario 112, a través de su portavoz habitual hacía de un incidente ocurrido en la tarde de ayer, día 15 de abril, en la playa de Los Patos, del municipio de La Orotava, un poco más al este de la playa del Bollullo, cerca de la costa de la ciudad turística del Puerto de la Cruz. Concretamente se refería al salvamento de 3 senderístas que se habían quedado aislados en la citada playa, al haber subido la marea y no poder hallar salida segura hacia la carretera, por lo que llamaron al 112 que por medio de los servicios de emergencia, concretamente de los Bomberos del Consorcio (éste último no es un grupo musical), y con la presencia de un helicóptero del SUC, los sacaron de la zona hasta un lugar seguro.
Pues bien, este incidente, que por otra parte se resolvió felizmente, pasaría inadvertido para muchos, incluso para la página oficial del CECOES 112(http://www.gobcan.es/noticias/index.jsp?page=incidentes.htm) si no fuera porque hace justo un mes, concretamente el pasado día 16 de Marzo, se produjo en el mismo paraje y casi en las mismas circunstancias otro episodio como el actual, esta vez afectando a nueve jóvenes, según puede leerse en el artículo de prensa de un periódico local que sigue a este enlace:(http://www.eldia.es/2009-03-16/sucesos/6-helicoptero-GES-rescata-nueve-personas-costa-Orotava.htm).
Llama la atención, al menos la mía, que con tan poco espacio de tiempo se repitan hechos de riesgo estas características y me asaltan varias dudas:
- Acaso no hay autoridades o administraciones encargadas de velar para que en los sitios donde existen este tipo de riesgos, se señalicen claramente los peligros, se limite el acceso cuando las condiciones lo exijan, se evacúe al personal previamente a que estos incidentes sucedan, pensando siempre que es mejor prevenir que curar.
- Es que no existen autoridades o administraciones que tengan la misión de evitar que ciertas personas, de mucha temeridad y poca cabeza, se metan continuamente en fregados de este tipo, ocasionando con su acción, más de una salida arriesgada en muchos casos de los medios o dispositivos de emergencia.
- No se puede regular el ejercicio de determinadas actividades lúdicas o deportivas, creando un sistema de seguros reglados y controlados por federaciones autónomas pero coordinadas por las administraciones públicas, a fin de que los deportes de riesgo como el parapente, el surf, el windsurf, el puenting, el barranquismo, la escalada, el montañismo, etc... y todas aquellas que presenten algún riesgo para la práctica que es muchas veces la principal motivación de su ejercicio, se controlen en la práctica, y en su caso respondan pecuniariamente como se hace en otros paises de nuestro entorno como Francia, Suiza, Austria o Italia.
- Acaso no tenemos organismos suficientes, con las competencias suficientes y con inspectores o agentes suficientes para poder inspeccionar, medir, calibrar, señalizar, vigilar, conservar, cuidar y mejorar los numerosos senderos, barrancos, vías de escalada, rutas turísticas, paisajes y entornos peculiares de esta tierra, susceptibles de ser visitados por todos los domingueros de aquí y de allá, que con más o menos conocimientos se atreven a seguirlos y acaban perdidos en ocasiones como una cucaracha en un garage, debiendo requerir entonces de los servicios de emergencia para su búsqueda y rescate.
- Es que no tenemos memoria para recordar los numerosos casos de desapariciones, accidentes, pérdidas de corta o larga duración, heridos de todas las consideraciones y muertos en los múltiples incidentes que se producen al año en este tipo de hechos en nuestro archipiélago.
Deberíamos recordar casos como el de la Cueva bonita en Tazacorte y las riadas en La Caldera de Taburiente en La Palma, la galería de Los Silos o la de Buenavista en Tenerife, las casi constantes incidencias en los barrancos de Masca o El Carrizal de Buenavista o en el Barranco del Infierno en Adeje, los parapentistas de Ifonche o Guimar, los surfistas de Las Galletas, los senderistas en Las Cañadas, o los escaladores en el Barranco del Río.
Son siempre los mismos sitios o similares, y casi siempre existe entre las causas, la falta de información o que ésta era insuficiente o errada, lo que condicionó los accidentes.
Insuficiente información o insuficientes conocimientos para realizar la actividad, como pasa generalmente con los parapentistas extranjeros. Les relato un caso. En el Sur de Tenerife, se procede a evacuar en las proximidades de la zona de Ifonche (Adeje) a una joven extranjera que ha sufrido una caida y fuerte golpe con heridas graves, probablemente por desconocimiento de como usar el parapente, evacuación que se realiza por parte de efectivos de emergencia que tienen que atender a su madre que se encuentra en la zona de lanzamiento muy afectada. Una vez la jove accidentada es evacuada en ambulancia, la madre se lanza en parapente barranco abajo... tócate las narices. La tipa en vez de irse con su hija en la ambulancia, para no perder la pasta del alquiler de los parapentes, decide tirarse del mismo lugar desde el que puede costarle la vida a su propia hija.
Y es que este caso como otros muchos que pueden achacarse a los accidentados. Sin embargo en otras circunstancias no ocurre así, al menos en parte, como en los casos en los que la falta de señalización de riesgo, los cerramientos inadecuados, la deficiente información etc..., son causa del accidente.
No obstante en todos ellos subyace un grave problema, el profundo abandono al que la Administración en general (Local, Insular, Autonómica y Nacional) tiene sometido al deporte que se practica los fines de semana o en tiempo de ocio, y que no se ve por televisión, como puede ser el Futbol o el Tenis ya que no mueve tanto dinero, por lo que se considera algo residual, y sin embargo es el deporte que todos practicamos alguna vez cuando tenemos tiempo libre y salimos de vacaciones o de fin de semana a disfrutar del aire libre y de nuestros maravillosos y "peligrosos" paisajes canarios.
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